Historia del caracol.

domingo, 27 de diciembre de 2020

 Historia del caracol. 


Para el caracol, aún cansado de hacer camino todo el día, el cielo nocturno y despejado es buen pretexto para tejer. El caracol sabe que tejer es algo que se hace desde el corazón. Le  encanta salir de su concha en la noche y unir estrellas con hilos de silencio y agujas de esperanza (de esas agujas de experiencia largas, que se hacen con los pies, que se caminan pues), bastante sabe de eso el pequeño acorazado. 


Sabe bien qué su transparente y perenne baba será el único vestigio, la evidencia del trecho andado y se le va la tarde en saborear los caminos. A veces vuelve el mirar hacia atrás, entonces: llora o rie, las mas de las veces suspira. No puede evitar la espirulica nostalgia al mirar la bóveda celeste salpicada de luces. Sabe certeramente qué aquellas luces prendidas del cielo son solo ecos de soles ya muertos. El caracol suspira , suspira mucho por la belleza del pasado.  


A veces se acaban los caminos y hay que dar vuelta , pero nunca un paso atras. A pesar de los múltiples  caminos afuera derruidos el bulboso caracol sigue cual espiral destino tejiendo historias de estrellas en sus adentros. 

Para aquel lento, tejedor y paciente caracol  justo así se amplían los espacios interiores: habitando los adentros, incluso los más oscuros. 


Y aun sin boca, sonríe enteramente desde el centro en espiral. Pues el caracol de esta historia a hecho que cada uno de sus pasos sea un estirarse desde el corazón. 


Es así como da cada paso con amor.


E.S.


En la memoria siempre.

domingo, 1 de noviembre de 2020

 Ahora mismo me haces tanta falta. 

Ese no hablarnos , ese estarnos en silencio hasta que el abrazo nos diluyera ... Un bostezo contigo, era una historia entera de gozo. Ahí, tan quietos, nuestros ojos bailando por horas sobre nuestros rostros y los surcos de sonrisas como cascadas de alientos e iris glotonas. 

Que cruda la verdad de estarnos solos. 

Ese tu otro universo que aprendí a amar, esas tus olas de risas y aliento alcohol que me desinfectó las heridas, el fuego de la hoguera y el desierto , bello desierto en que vivimos lejos de Dios y sus diablos, el pedazo de carne que fuimos e incendiadas naves dónde siempre en silencio naufragábamos. 

Pequeña gota de rocío,

todos los días te pienso, 

y sonrío al silencio

en que te tengo. 

Esta palabra tan mierda

en que te nombro 

existes y no,

recuerdo, lágrima , murmullo. 

O silueta sola 

Colgante dios de cuello roto. 

Crack 

Se rompe 

El silencio. 

Que hermosa mierda en que me hundo 

Ahora mismo

En que me haces tanta falta. 

Luz luz... Ya estás en el lugar... Yo sigo en el camino.












Líneas del café

miércoles, 28 de octubre de 2020


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Vienes de nuevo, ahí

te encuentro

siempre

sobre la tarde.

 

Deseo he de llamarte

¿O herida?

soy un

maltrecho caracol

que anda raro por

un urgente sentimiento

y deseo insatisfecho

 

por tus pechos generosos

claustros de café temprano

¡Ay, mujer templo,

quiero asaltar tu convento!

 

los adentros devorarte,

mis más hondos silencios,

silencio te prometo.

 

Casi extraños nosotros

Pero no nuestros alientos,

lengua hondonada

entre cuello, nuca

y espalda.



En mi mente

sigue pendiente

tu entrepierna susurrante,

tus labios.

Nada cambia.

 

Te bebo entre mis sueños

mujer café

mujer fe

bebo tus hombros,

nuestras manos juntas en la helada madrugada,

te bebo la cintura,

tu centro

y su ley de gravedad

 

 

Mujer semilla,

en tus senos mis dedos,

mi lengua santa

en tus perfectas contracciones.

 

Mujer surco, mujer precipicio,

arrojado a las luces

me dejas

probarte.

Me brindas fe.

 

Me dejas

saborearte

y te evaporas

mujer.


E.S.

POETA CON CABEZA DE CERDO

jueves, 21 de febrero de 2019
POETA CON CABEZA DE CERDO


Todo lo que hago
todo lo que escribo
me aleja
de quienes quiero

Si es bueno
quedan confundidos
si es malo
avergonzados

Corro un riesgo enorme
hacia el amor que me tienen
camino descalzo
por arenas movedizas.


William Carlos Williams / del poemario "La nube habitada"

Remate de poesía 18

jueves, 27 de septiembre de 2018
Hay hombres cicatrices, cuyo oficio es vivir
y ser muestrario de lo que está por venir.

¡Ay! mirares comunes
¡Ay! monocromos murales,
¡Ay! añoro de cielos
¡Ay! mirar de curva
¡Ay! Retornos.
¡Ay! ¡Ay!

Duelen, duelen.
No es que escriba poesía,
la poesía me escribe a mí,
desde dentro,
son las personas que me hierven dentro
y ebullen como palabras,
no escribo, tan solo escucho
los paisajes perfectos,
los crímenes nunca resueltos.
Entre dientes y palmas apretadas escucho,
mi vida dentro.

A diario me acerco a mis ríos,
ahí lavo mi nombre, lo tiendo al sol, a diario.
Las paredes tienen versos,
los leo, yo no escribo,
me escriben,
alguien parecido a mí me escribe.
Ya no importa cómo me llamo.

Entonces ya soy gota de agua en el océano,
y tengo toda aquella forma que me rodea.

Ya sin nombre: contemplo,
son mis ojos nicho de alma,
ojos piedra carne corazón
palmo de madera y piel de hiedra
piel negra toda de tierra.

Se plisan las sonrisas.
Las tiendo sobre las cicatrices
encima de todos mis nombres.

Arrancada al tiempo mi risadehumo,
profusa profeta de la resistencia.

Yo no escribo,
tan solo exhibo mis cicatrices.
Sentado aquí dentro en una sala de espera
como en un santuario.

Si yo escribiera diría:
Cefalópodos.
Cirilo
caracolirio...
o su sonido de ventisca
en el borde, aquí:
donde persiste la risa.


E.S.

Remate de Poesía 17

miércoles, 26 de septiembre de 2018
Irrealidad

De fuego la tierra.
Tierra sola,
alguien lleva flores muertas en la mano,
y dice vida, bajo la sombra de nubes errantes.

La nada, sustancia de tiempo,
frágil manantial, también solo.

No volverá el viajero que
sembrando anda, detenido,
en algún instante de la eternidad.

El viajero sembrador de caminos
humedece su lengua mientras reflexiona:

La vida y la muerte cantan ruidosamente
se contestan corriendo entre las rocas
que alargan sus brazos invisibles de repente
y sonríen con sus invisibles bocas.

De cuando en cuando entre las aguas,
el viajero abandonado en el paraíso perdido,
arroja sus pensamientos, y por fin
cae desde siempre, se desvanece;
fiel al antiguo rito solitario.

En algún momento
el viajero no vuelve
sus sentimientos fluyendo
con el murmullo del agua,


Viajero:
la tierra, retorna a la tierra,
vuelve al agua la espuma
o se evapora.
De la eternidad el hombre no vuelve
allá se queda.

Cuerpo
nube.
Piedra
rostro.
Aguamirada.



Enrique Soberanes

Remate de poesía 16

lunes, 17 de septiembre de 2018


Me pregunto:

¿Es la poesía un lenguaje común?

Sonrío mientras el café humeante me despierta.
Afuera gotea el ritmo del cielo.

Veamos:
Es urgencia de poner mundos donde no existe cosa alguna.
El sueño de explicarnos los imaginarios y los desahucios.
Querer hacer eco de nuestra intimidad en la psique de quien lee.

También es envidia de los amantes,
por que quien escribe no besa, ni abraza,
al menos no en el preciso instante en que lo imagina,
¿lo escribe o lo desea? un pensar de fe ciega.

He soñado con irme, volar con mi humo blanco,
sobre la carne y las naturalezas muertas o
entrar en limpísimas aguas rodeadas
por un bosque de otoño eterno, con neblina encima,
sepias bajo un cielo algodón tan blanco como frío,
queriendo dentro congelarme.

Incluso he soñado en mi lucidez
como una espera bajo un cielo
oscurecido sobre desiertas ruinas
aguardando el regreso de alguien –quien sea-
más allá de un mar en tempestad.

Para el poeta un día pasa y otro nace,
al mismo tiempo, del abismo crecen las flores,
tiene la muerte algo que las cosas colorea.
¿O solo es cosa de mi corazón bardo y policromo?

A veces quisiera, desistir de la poesía,
¿Saben? soy un hombre y estoy cansado,
¿Cómo poder ausentarme de mi mismo?
A veces lo logro y me despueblan las voces.
Pero siempre regreso a cuidar las propias ruinas.

Los piensos que esparcen mi alma de flores.
Flores que riego pacientemente y en silencio.
Es tiempo, mi cuerpo nube, ha llegado la hora del diluvio.

Lluevo y Florezco.
Disculpen, también soy olvido,
¿La pregunta inicial era?

Enrique Soberanes.