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Vienes de nuevo, ahí
te encuentro
siempre
sobre la tarde.
Deseo he de llamarte
¿O herida?
soy un
maltrecho caracol
que anda raro por
un urgente sentimiento
y deseo insatisfecho
por tus pechos generosos
claustros de café temprano
¡Ay, mujer templo,
quiero asaltar tu convento!
los adentros devorarte,
mis más hondos silencios,
silencio te prometo.
Casi extraños nosotros
Pero no nuestros alientos,
lengua hondonada
entre cuello, nuca
y espalda.
En mi mente
sigue pendiente
tu entrepierna susurrante,
tus labios.
Nada cambia.
Te bebo entre mis sueños
mujer café
mujer fe
bebo tus hombros,
nuestras manos juntas en la helada madrugada,
te bebo la cintura,
tu centro
y su ley de gravedad
Mujer semilla,
en tus senos mis dedos,
mi lengua santa
en tus perfectas contracciones.
Mujer surco, mujer precipicio,
arrojado a las luces
me dejas
probarte.
Me brindas fe.
Me dejas
saborearte
y te evaporas
mujer.
E.S.
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