LA FEA
Yo quiero mucho a mi fea,
a su nariz exagerada con la que juego a ratos,
me gustan sus arrugas en la frente
y que decir de la verruga de sus senos secos.
¡Delicia es en verdad mi fea!
Cuando me calma
con su arrinconada voz
en despuntados ecos,
al susurrarme sus ansias de darle goce al cuerpo
y en verdad me pone nervioso
cuando me observa con su único ojo
(que no es tuerta mi fea, no,
solo que ya no ve bien con su ojo de cielo).
Mi fea siempre sonríe con sus labios secos,
mostrando sus dientes sanos, enfermos.
Cualquiera que nos vea no negara que ella es fea.
¡Bien fea en verdad es ella!
Pero es mi querida fea
la que me calma y me colma de placeres,
y agota mis ansias de mujeres.
0 comentarios:
Publicar un comentario