buscantes manos
la luna
cae,
salpica agua,
abraza las flores cada gota
con su olor a cielo negro.
Toda la Tierra, amontañada,
cada río:
cicatriz y tiempo a filo de agua
Sentado en silencio, sin hacer nada,
mi mente,
coraza que ha ardido.
Nada me oculta ya el infinito
ni a la luna que brilla en un espejo roto
detrás de un árbol al viento
Las olas caen a la luna.
La flor cae al universo cuando se abre.
Una imagen de agua en movimiento
agua salvaje agua
o espacio abierto
entre las llamas de un incendio,
y la voz del fuego que se escucha.
Cabalgan sobre la hojas
pájaros espada pensamiento.
La primavera viene delante:
del agua que piensa hablar,
del soplo de los ancestros,
de árboles y constelaciones,
del río allá, tras esa hierba,
de esta tierra que amamos tantos
y a tan pocos ya duele.
No pueden esconder
a nuestros desaparecidos
que no están muertos;
porque perder la esperanza es
como verse a sí mismo y negarse.
Aunque cubran de guijarros la esperanza,
la hierba crece sola y florece,
¡ah! esas fronteras mal parillamadas Patrias,
antes la patria estaba en la vida de cada ser.
Como amar el barro, nunca propio ni ajeno.
E.S.
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