Virgen de la Asunción
camina sobre lagrimas de ángeles.
Ella abraza el cielo,
ella estira los brazos,
los eleva.
Flotan entre copos de sal.
Sus pies ligeros flotan.
Se eleva hacia el altar,
camina con los talones por frente
y huye hacia la oscuridad de un bar con luces de neón.
Sus ojos se han empeñado por un poco mas de ron.
De “Poemas para olvidar: sustratos de una muda conciencia”

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